“Nosotros los médicos, por nuestros
conocimientos, nuestra experiencia y nuestra autoridad, tenemos habitualmente
un ego muy grande que nos impide admitir nuestros errores. Pues bien, allá voy:
reconozco abiertamente que me he equivocado. Después de 25 años de experiencia
como cirujano cardiovascular, con más de 5.000 operaciones a corazón abierto a
mis espaldas, ha llegado el día de reparar el daño partiendo de fundamentos
médicos y científicos.” (1)
Estas son las primeras palabras de un texto que publicó en internet un cirujano cardiovascular norteamericano, el Dr. Dwight Lundell, y que por supuesto se ha extendido por toda la red provocando más de 200.000 “me gusta” en Facebook.
Este cirujano continúa diciendo que por fin ha descubierto que una dieta a base de productos frescos, naturales y no transformados, cuando se lleva un estilo de vida sano realizando ejercicio físico moderado (pasear con asiduidad), permite prevenir e incluso curar las enfermedades del corazón, la hipertensión, la diabetes y el alzheimer.
En su texto recuerda las dos décadas y media que ha pasado recetando a sus pacientes medicamentos para reducir el nivel de colesterol (fibratos, estatinas) y recomendándoles, equivocadamente, una dieta baja en grasas. Explica que se dio cuenta de su error no hace mucho tiempo, que renunció a seguir ejerciendo la medicina y que ahora se dedica a la prevención de enfermedades del corazón. (Este es un mensaje privado para el Dr. Dwight Lundell: si lee esto, por favor envíenos su CV. ¡En Tener S@lud nos encantaría contar con personas como usted!)
Estas son las primeras palabras de un texto que publicó en internet un cirujano cardiovascular norteamericano, el Dr. Dwight Lundell, y que por supuesto se ha extendido por toda la red provocando más de 200.000 “me gusta” en Facebook.
Este cirujano continúa diciendo que por fin ha descubierto que una dieta a base de productos frescos, naturales y no transformados, cuando se lleva un estilo de vida sano realizando ejercicio físico moderado (pasear con asiduidad), permite prevenir e incluso curar las enfermedades del corazón, la hipertensión, la diabetes y el alzheimer.
En su texto recuerda las dos décadas y media que ha pasado recetando a sus pacientes medicamentos para reducir el nivel de colesterol (fibratos, estatinas) y recomendándoles, equivocadamente, una dieta baja en grasas. Explica que se dio cuenta de su error no hace mucho tiempo, que renunció a seguir ejerciendo la medicina y que ahora se dedica a la prevención de enfermedades del corazón. (Este es un mensaje privado para el Dr. Dwight Lundell: si lee esto, por favor envíenos su CV. ¡En Tener S@lud nos encantaría contar con personas como usted!)
“Una dieta baja en grasas ya no se puede defender
desde el punto de vista moral”
El Dr. Lundell declara que recomendar la ingesta de medicamentos contra el
colesterol y una dieta baja en grasas “ya no se puede defender desde un
punto de vista moral”. El motivo es que las dietas bajas en grasas son
ricas en hidratos de carbono simples y complejos que destruyen activamente la
pared de los vasos sanguíneos, provocando una inflamación crónica.
Esta inflamación hace que el colesterol se pegue a las paredes de las arterias y, al entrar en contacto con otros elementos (plaquetas, calcio), forme la placa arterial que reduce el diámetro de las arterias aumentando el riesgo de que un coágulo de sangre se quede atascado y provoque una embolia, un infarto o un accidente cerebrovascular (ACV).
“Tener varios picos de glucemia (azúcar en la sangre) al día, un día sí y otro también, equivale a pasar una lija por la delicada pared interna de los vasos sanguíneos”, explica. “Y yo he visto lo que eso provoca en miles de arterias”.
Cuando tras la ingerir alimentos, en especial carbohidratos de absorción rápida, se produce un pico de hiperglucemia, determinados factores asociados a la subida de azúcar, como los productos de glicación avanzada o los triglicéridos acompañantes, dañan el endotelio (la capa más interna de las arterias y, por tanto, la que contacta directamente con el flujo sanguíneo) modificando sus condiciones fisiológicas, lo que se traduce en una menor producción del más potente vasodilatador conocido: el óxido nítrico, así como de las prostaglandinas, aumentando al mismo tiempo la permeabilidad del endotelio al colesterol y al calcio, lo que aumenta las posibilidades para el desarrollo arterioesclerótico.
Esta inflamación hace que el colesterol se pegue a las paredes de las arterias y, al entrar en contacto con otros elementos (plaquetas, calcio), forme la placa arterial que reduce el diámetro de las arterias aumentando el riesgo de que un coágulo de sangre se quede atascado y provoque una embolia, un infarto o un accidente cerebrovascular (ACV).
“Tener varios picos de glucemia (azúcar en la sangre) al día, un día sí y otro también, equivale a pasar una lija por la delicada pared interna de los vasos sanguíneos”, explica. “Y yo he visto lo que eso provoca en miles de arterias”.
Cuando tras la ingerir alimentos, en especial carbohidratos de absorción rápida, se produce un pico de hiperglucemia, determinados factores asociados a la subida de azúcar, como los productos de glicación avanzada o los triglicéridos acompañantes, dañan el endotelio (la capa más interna de las arterias y, por tanto, la que contacta directamente con el flujo sanguíneo) modificando sus condiciones fisiológicas, lo que se traduce en una menor producción del más potente vasodilatador conocido: el óxido nítrico, así como de las prostaglandinas, aumentando al mismo tiempo la permeabilidad del endotelio al colesterol y al calcio, lo que aumenta las posibilidades para el desarrollo arterioesclerótico.
En definitiva,
la sobrecarga glucémica actúa como un potente cepillo metálico sobre esa
finísima capa unicelular a la que llamamos endotelio y del que depende la salud
de nuestras arterias.
“Deténgase un momento y trate de visualizar un cepillo metálico que fricciona una y otra vez la piel tierna hasta enrojecerla y hacer que sangre”, escribe el Dr. Lundell. “Es una manera muy gráfica de entender el proceso inflamatorio que puede estar desarrollándose en nuestro cuerpo en este mismo momento.” (2)
“Deténgase un momento y trate de visualizar un cepillo metálico que fricciona una y otra vez la piel tierna hasta enrojecerla y hacer que sangre”, escribe el Dr. Lundell. “Es una manera muy gráfica de entender el proceso inflamatorio que puede estar desarrollándose en nuestro cuerpo en este mismo momento.” (2)
Omega-6 y omega-3
El Dr. Lundell no echa la culpa sólo
a los carbohidratos refinados, sino también al desequilibrio existente entre
los aportes de ácidos grasos omega-6 y omega-3 en la alimentación moderna.
Tomar demasiado omega-6 provoca inflamación, y eso es lo que les está pasando a
los occidentales con aceites como el de girasol o el de maíz, que utilizan para
cocinar debido a su precio económico.
La ratio ideal de omega-6/omega-3 en la alimentación debería ser de aproximadamente 3 a 1, pero por lo general es de 15 ó hasta 30 a 1.
La ratio ideal de omega-6/omega-3 en la alimentación debería ser de aproximadamente 3 a 1, pero por lo general es de 15 ó hasta 30 a 1.
Y mientras tanto en España…
Se sigue haciendo hincapié en una dieta en cuya base de la pirámide están
el pan, los cereales, el arroz y la pasta, dejando en la cúspide a las grasas y
los aceites, junto con los dulces. (3)
Con esto se ha conseguido que sean completamente ignorados todos los avances realizados en estos últimos diez años demostrando que tanto los hidratos de carbono llamados “complejos” como los cereales, la pasta y las pizzas pueden incrementar el nivel de azúcar en la sangre igual de rápido que los terrones de azúcar.
Y se sigue diciendo, como si nada, que lo malo es tomar grasas…….
Con esto se ha conseguido que sean completamente ignorados todos los avances realizados en estos últimos diez años demostrando que tanto los hidratos de carbono llamados “complejos” como los cereales, la pasta y las pizzas pueden incrementar el nivel de azúcar en la sangre igual de rápido que los terrones de azúcar.
Y se sigue diciendo, como si nada, que lo malo es tomar grasas…….
¿Cómo un simple dulce produce una cascada de
inflamaciones que hace que el cuerpo enferme?
Imagínese que rocía el teclado con miel; esto es una representación
visual de lo que ocurre dentro de la célula. Cuando
consumimos hidratos de carbono simples,
tales como el azúcar, los niveles de azúcar en la sangre se elevan
rápidamente.
Como respuesta, el páncreas segrega insulina, cuya misión principal es
que el azúcar llegue a todas las células donde se almacena
la energía.
Pero si la célula está llena, si no
necesita más glucosa, se rechaza el exceso para evitar una disfunción de
los procesos que se llevan a cabo en su interior. Cuando las células
rechazan el exceso de glucosa, se
elevan los niveles de azúcar en sangre, aumentando la producción de
insulina, y se almacena en forma de
grasa.
El cuerpo humano no puede
procesar, ni fue diseñado para consumir, los alimentos envasados con azúcar y preparados con ácidos grasos
omega-6.
No hay otra solución para disminuir la inflamación que consumir los
alimentos lo más cercano posible a su estado natural.
Para
reconstruir un músculo, se deben consumir más proteínas.
Para energía
elija carbohidratos complejos, tales como los presentes en frutas, verduras
y granos integrales.
Reduzca o elimine el
consumo de los ácidos grasos omega-6, tales como el aceite de maíz y soja, y los alimentos procesados que se
han elaborado con estos aceites. Una cucharada de aceite de
maíz contiene 7,280 mg de ácidos grasos omega-6; la soja 6,949 mg.
En su lugar, utilice aceite
de oliva o mantequilla, procedente de animales alimentados con pasto.
Las grasas animales contienen menos del 20% de omega-6 y son mucho menos
propensas a producir inflamación que los aceites poliinsaturados, de los
que se dicen que son supuestamente saludables.
No es cierto que las grasas saturadas produzcan
enfermedades cardíacas.
Lo
que usted puede hacer es consumir alimentos integrales, de los que su abuela
sabía, y no esta moda de consumir tantos alimentos procesados.
Eliminando los alimentos que producen inflamación y
añadiendo los nutrientes esenciales presentes en los alimentos frescos no
elaborados, se revertirían los daños en las arterias y en todo su cuerpo.
5 maneras sorprendentes para controlar el colesterol
Para las personas que luchan contra el colesterol alto, la elección de las comidas puede ser un desafío, aunque su elección adecuada es esencial… restaurantes, fiestas, incluso una pequeña reunión en la oficina puede presentar tentaciones poco saludables. Sin embargo, simples modificaciones dietéticas pueden ayudarle a eliminar esas opciones no saludables:
Reduzca el azúcar y la harina.
Investigaciones recientes indican que la adición
de edulcorantes y carbohidratos a base de harina (blanca) los cuales son
demasiado abundantes en la dieta, son los principales contribuyentes a la
obesidad y las enfermedades del corazón.
Evite las grasas trans. Manténgase
alejado de los productos que liste “aceite parcialmente hidrogenado” en las
etiquetas, especialmente las meriendas tales como chucherías o palomitas de
maíz de microondas.
Use ajo fresco con
regularidad en sus comidas. El ajo se ha demostrado que ayuda a bajar los
niveles de colesterol.
Beba té verde todos los días. Los
antioxidantes en el té verde ayudan a reducir el colesterol y previene que el
colesterol en la sangre se oxide.
Comer mucha fibra soluble. Tiene un
potente efecto reductor del colesterol. Las mejores fuentes son los frijoles y
las lentejas, manzanas, cítricos, la avena, la cebada, los guisantes, las
zanahorias y la linaza molida.
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